Cansada de escuchar, te encontré del otro lado de las palabras.
Del otro lado del yo, del vacío, del silencio, de la piel a la fuerza y de la piel sin mañana. Del otro lado de la locura que hace crecer muros para que no se vea la realidad. Del otro lado de la muerte en vida.
Nunca había imaginado que eran las mismas escaleras las que llevaban a ese lugar donde siempre es ahora, y entonces se puede sentir que hay un poco más de inocencia que allá afuera.
Te encontré ahí donde hay leyendas en cada estante, risas por todos los rincones, luchas de grandes guerreros, dibujos que hablan, cama para tres con dulces más ricos y cucharas. Ahí donde aprendí cómo ven tus ojos, del otro lado de la pared.