26.1.07


Si soy lo que soy es gracias a vos. Me enseñaste todo. Me quisiste como nadie desde el día que nací, porque tenés el corazón más grande del mundo.

¿A ver si te acordás de estas cosas?
Al rato de tener la luz apagada siempre te decía ¿Keké estás despierto?
Cuando le cobrábamos a mamá por hacer mandados para juntar plata para llevarnos a San Clemente, y si vos tenías más que yo, vos trabajabas para mí. Y si yo tenía más que vos, yo trabajaba para vos.
Un día nos escondimos en el auto para ir a la fábrica de papá, y creíamos que él no se había dado cuenta.
Cuando llegábamos a la rotonda de las luces nos poníamos contentos porque sabíamos que ya estábamos cerca de San Clemente.
Cuando estábamos en el norte, vos te trepaste a una montaña y papá te gritó “si te caes que te cure Lola”.
Cuando otras vacaciones de invierno estábamos en Santiago del Estero y como no sé qué habíamos hecho mal, nos escapamos a la hora de la siesta y le fuimos a comprar a mamá una fuente artesanal que obviamente no le gustó. Esa tarde nos preguntaron si éramos mellizos.
Y cuándo me dijiste que en la pizzería después de ir a ver a River papá te dijo que te quería más a vos que a mí :p
Cuando soñábamos encontrar un mapa con una cruz que nos marque dónde había un tesoro.
Cuando fuimos los cuatro juntos al cine a mirar La sociedad de los poetas muertos. Y las mil quinientas veces que vimos E.T.
La primera vez que te emborrachaste íbamos cruzando el puente de Gral. Paz en el Fitito de Gonzalo y te querías tirar!
Todas las veces que me dejaste manejar el auto de papá aunque todavía yo no tenía registro.
Cuando fuimos a ver el discurso de Fidel y gritamos juntos “hasta la victoria siempre”.
Cuando cantábamos “ay che bostero, mirá qué distintos somos…” en el glorioso Monumental.
Cuando me enseñabas todas las reglas del baseball cada vez que empezaba la temporada.
Cómo me enseñaste a admirar a Magic, a Kobe, a Raúl, a Rocky y a Dostoievski.
Cuando te dije “cuchi, estoy yendo con el ídolo”. No me olvido nunca más de la puerta de Miloca, tu cara cuando lo viste y le dijiste “hola Ariel”.
Cuando salió Joaquín al escenario del Gran Rex. Y cuando salió al escenario del Teatro Nacional del DF también tenés que acordarte, porque te juro que yo te tenía ahí conmigo.

Así crecí, sintiendo que sos lo más importante que tengo en la vida y confiando en vos ciegamente. Sos el mejor hermano que podría haber tenido en el mundo, sos el mejor periodista, sos el mejor amigo y cada día que pasa sin vos sé que me estoy perdiendo un mundo de cosas.

Felices 30 hermano, bienvenido al resto de tu vida.

25.1.07

La foto salió movida, un guiño de Julio para nosotras que lo queremos tanto. Quartier Latin, los árboles tienen lucecitas porque estábamos en vísperas de navidad.

Una noche en París hacía mucho frío, no sé si no cenamos porque no teníamos hambre o plata. Pero terminamos comiendo unos panqueques de chocolate en un negocio pequeñito en el que vos compraste cigarrillos. Hablamos con el chico que los hacía, creo que de fútbol, creo también que tuvimos un poco de miedo por alguien que estaba en la puerta. Fue la noche que recorrimos París y llegamos a los Jardines de Luxemburgo cuando estaban cerrados. Fue la noche que sacamos fotos a los faroles, y qué frío que hacía... pero era el frío de París. Hablábamos, caminábamos y nos reíamos. Creo también que fue la noche que miramos All Stars en una vidriera y teníamos miedo de no acordarnos al otro día cómo se llamaba el pasaje entonces vos lo anotaste en un papel. Pero nunca volvimos.

Simplemente soy tan feliz de haberlo vivido, y juntas. Te quiero para siempre Moi!

8.1.07

Ilustra de Bian, gracias por el regalo hermosa!

Amo que me des una inyección en el alma un día lunes. Amo que me hagas creer en los sueños imposibles. Amo saber el final cuando recién estás en la mitad de la cancha. Amo llamarte con las ganas y que me contestes con un teléfono. Te amo para siempre.

3.1.07

La idea era escribir sobre mis sensaciones porteñas, comencé en el vuelo que me llevaba de Buenos Aires a Chile, para ir finalmente a México. Yo era una pasajera en conexión, pero no. Mientras tomaba una sopa de espárragos, hacía el duelo por haberme separado otra vez de mi familia y esperaba que las pantallas del aeropuerto de Chile muestren el estado de mi vuelo. Al rato me pasaron una de esas cosas que mi amiga Ubi dice que sólo me pasan a mí: el 2 de enero no salía ningún vuelo de Aeroméxico. Traté de no entrar en pánico porque el final era totalmente obvio, me iba a desmayar. Pero esta vez no me podía dar ese lujo: estaba sola, con la compu y todos los papales encima. Así que tomé aire, me conecté, las chicas me confirmaron la data y me dije “llegó el momento de conocer el Palacio de la Moneda”. Todo llega así de golpe a mi vida, las buenas y las malas. Pero qué más da, es mi vida y cuando pasan los momentos de angustia, la amo. Cuando paso todo en limpio me doy cuenta que la vida me ofrece momentos maravillosos. Y esta vez me daba la oportunidad de conocer la ciudad de Santiago de Chile. Me fui en un taxi del aeropuerto, porque ante todo la seguridad que si me pasa algo no solo muero yo, sino también mi familia. Las valijas también estaban en Chile, o sea, los alfajores y todo el amor que los familiares les mandaban a mis amigos también estaban a salvo. Llegué al hotel, llamé a mi casa y me dormí mirando El crimen del padre Amaro. El 3 de enero con plano en mano me fui a caminar las calles de Allende, Víctor Jara y Neruda. Museo de Bellas Artes, Plaza de Armas, Palacio de la Moneda, Cerro Santa Lucía y a comer mariscos al Mercado Central. Como hacía mucho calor y ya estaba cansada de caminar me fui al cine, esta vez el azar me regaló Pequeña Miss Sunshine. Es así, no hay manera de detenerlo, todo puede cambiar en un solo segundo. De perder a ganar, de vivir en un país a vivir en otro, de estar con alguien a estar sola, de sentirte sola a sentirte amada, de ser una voz a ser también una cara, de ser un sueño a ser una realidad, de ser el cielo a ser calle. Lo bueno es que todos los cambios siempre son para mejor. Bienvenido 2007.

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