La idea era escribir sobre mis sensaciones porteñas, comencé en el vuelo que me llevaba de Buenos Aires a Chile, para ir finalmente a México. Yo era una pasajera en conexión, pero no. Mientras tomaba una sopa de espárragos, hacía el duelo por haberme separado otra vez de mi familia y esperaba que las pantallas del aeropuerto de Chile muestren el estado de mi vuelo. Al rato me pasaron una de esas cosas que mi amiga Ubi dice que sólo me pasan a mí: el 2 de enero no salía ningún vuelo de Aeroméxico. Traté de no entrar en pánico porque el final era totalmente obvio, me iba a desmayar. Pero esta vez no me podía dar ese lujo: estaba sola, con la compu y todos los papales encima. Así que tomé aire, me conecté, las chicas me confirmaron la data y me dije “llegó el momento de conocer el Palacio de la Moneda”. Todo llega así de golpe a mi vida, las buenas y las malas. Pero qué más da, es mi vida y cuando pasan los momentos de angustia, la amo. Cuando paso todo en limpio me doy cuenta que la vida me ofrece momentos maravillosos. Y esta vez me daba la oportunidad de conocer la ciudad de Santiago de Chile. Me fui en un taxi del aeropuerto, porque ante todo la seguridad que si me pasa algo no solo muero yo, sino también mi familia. Las valijas también estaban en Chile, o sea, los alfajores y todo el amor que los familiares les mandaban a mis amigos también estaban a salvo. Llegué al hotel, llamé a mi casa y me dormí mirando El crimen del padre Amaro. El 3 de enero con plano en mano me fui a caminar las calles de Allende, Víctor Jara y Neruda. Museo de Bellas Artes, Plaza de Armas, Palacio de la Moneda, Cerro Santa Lucía y a comer mariscos al Mercado Central. Como hacía mucho calor y ya estaba cansada de caminar me fui al cine, esta vez el azar me regaló Pequeña Miss Sunshine. Es así, no hay manera de detenerlo, todo puede cambiar en un solo segundo. De perder a ganar, de vivir en un país a vivir en otro, de estar con alguien a estar sola, de sentirte sola a sentirte amada, de ser una voz a ser también una cara, de ser un sueño a ser una realidad, de ser el cielo a ser calle. Lo bueno es que todos los cambios siempre son para mejor. Bienvenido 2007.
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santiago de chile deja huella...
por eso yo nunca lo podré recordar sin ese frío bueno!
no paras de viajar, eh? saludos, señorita independiente!
es lindo compartir algo con vos, es lindo escucharte pero tb es lindo leerte. Tqm
eyyy que lindo que hayas paseado por chile, por santiago...ven cuando quieras, tendras los brazos abiertos!!!
que rico que disfrutes de esta ciudad como yo tbn he disfrutado de la bella buenos aires!!!