11.2.07

Para no olvidarme jamás que para llegar al cielo sólo necesito una piedrita y la punta de un zapato.

La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia (Je n'oublierai pas le temps des cérises, pataleó Emmanuèle en el suelo) se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato. Que era lo que sabía Heráclito, metido en la mierda, y a lo mejor Emmanuèle sacándose los mocos a manotones en el tiempo de las cerezas, o los dos pederastas que no se sabía cómo estaban sentados en el camión celular (pero sí, la puerta se había abierto y cerrado, entre chillidos y risitas y un toque de silbato) y que riéndose como locos miraban a Emmanuèle en el suelo y a Oliveira que hubiera querido fumar pero estaba sin tabaco y sin fósforos aunque no se acordaba de que el policía le hubiera registrado los bolsillos, et tous nos amours, et tous nos amours. Una piedrita y la punta de un zapato, eso que la Maga había sabido tan bien y él mucho menos bien, y el Club más o menos bien y que desde la infancia en Burzaco o en los suburbios de Montevideo mostraba la recta vía al Cielo, sin necesidad de vedanta o de zen o de escatologías surtidas, sí, llegar al Cielo a patadas, llegar con la piedrita (¿cargar con su cruz? Poco manejable ese artefacto) y en la última patada proyectar la piedrita contra l'azur l'azur l'azur l'azur, plaf vidrio roto, a la cama sin postre, niño malo, y qué importaba si detrás del vidrio roto estaba el kibbutz, si el Cielo era nada más que un nombre infantil de su kibbutz.


Rayuela, capítulo 36. Julio Cortázar.

3 Comments:

Blogger Depende said...

Andaba pasando y quedé más que ofendido porque interpreto que mi ausencia dentro del rubro "gente linda" me dice implícitamente que puedo ser muchas cosas pero no precisamente "gente linda".

Vió usted como en su elogio elitista (teniendo en cuenta la cantidad de la lista) ha ofendido a todo el resto de la humanidad quitándole la psosibilidad de ser gente linda...

pensandolo

quizá sea la justo...

7:03 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Y que se le haya olivado poner la cita bibliográfica de donde sacó ese texto. Es nefasto y nauseabundo el saber sido burlado y el que no se le dé el justo y bien merecido crédito al autor del texto que usted, ha puesto en este blog de pactotilla.

2:34 p. m.  
Blogger MARIEL BLANCO said...

¿Estás ciego? Al final del texto dice: Rayuela, capítulo 36. Julio Cortázar. Y por favor, no firmescon su nombre, no lo manches... Julio jamás escribiría tan confuso como lo hiciste vos y además, a mí jamás me hablaría así.

3:06 p. m.  

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